El ser humano quiere ser feliz y no quiere sufrir.
Veamos cuáles son las "verdades" que demuestran su empeño en sufrir.
Partimos de la convicción de que existo “yo", existen "los demás" y existen "las cosas", asà separadamente y en ese orden de importancia, primero soy "yoâ€.
Al parecer la felicidad la basamos en no enfermarnos, siempre ganar y no perder,
tener trabajo, creatividad, amor, bregar por la felicidad de nuestros hijos, éxito…
Todo ello nos lleva a sentir placer y no lo contrario, como pueda ser el displacer, el hastÃo o el desagrado, dado que preferimos obtener todo lo que nos gusta y que no suceda lo que no nos gusta, lograr siempre elogios y no desaprobación; tener poder, dinero, bienes materiales, pareja, hijos, conocimientos… considerando de esa manera a todos como “objetos†para poseer u “objetivos†para lograr, desprendiéndonos de lo humano y cosificando todo lo que nos rodea.
Todo lo deseamos y demanda gran esfuerzo obtenerlo. A veces, cuando logramos algo no nos resulta suficiente, o lo perdemos, o bien padecemos esa sensación de insatisfacción porque se termina el deseo
tras haberlo logrado. Y la verdad es, que sabemos que todo no es posible, pero no es asà como sentimos, porque lo que nos domina es el deseo y no lo intelectual.
El gran Maestro Buda, al observar que por ser mentes y cuerpos perecederos todos sufrimos porque nos duele nacer, enfermarnos, envejecer y morir, se hizo una gran pregunta:â€Por qué el Ser humano desea vivir? y nosotros, en estos tiempos preguntarÃamos: “¿Para qué el Ser humano desea vivir?â€...
A los sufrimientos de causa corporal le debemos agregar una lista interminable, porque las condiciones humanas muchas veces son intolerables, o porque vivimos luchando por conseguir nuestros objetivos egocéntricos (recordemos: existo “yo",
existen "los demás" y existen "las cosas"), y la realidad no satisface nuestros deseos.
De esa manera, el Buda, en su búsqueda de la liberación del sufrimiento para la humanidad descubrió dónde se encontraba el error fundamental que motiva el modo de pensar, de sentir y de actuar del ser humano, que desde un tiempo inmemorial se convierte en daño y padecimiento para sà mismo y los demás: la equivocación está en ver y creer que la realidad es material, que las personas y los objetos se encuentran separados entre sÃ, de ahà que todo lo que llamamos "existente" lo veamos asÃ.
Pensamos que somos individuos desconectados, independientes entre sÃ, lo cual no es correcto
porque el bienestar del uno depende del bienestar del otro. Si vemos sufrir a “alguien†nosotros también sufrimos. No tomamos conciencia que vivimos creando lazos de sentimientos dÃa tras dÃa, e intensivamente.
Creemos también que lo que separa las cosas es espacio vacÃo, diferente de lo material. Y que lo espiritual no es espacio ni materia, sino un "tercer factor", un Poder externo y superior, en el que tenemos que creer ciegamente pues es imposible de conocer directamente.
Justamente ese poder espiritual es el que nos permite practicar la empatÃa y que no practicamos, tal vez sea una de las razones por la que cada dÃa se valora menos la vida.
No pensamos que los demás también tienen sentimientos y que su vida es tan valiosa como la nuestra.
Esta visión engendra el miedo a morir, a las pérdidas y a la soledad, es la raÃz de la tristeza y la insatisfacción, nos hace esclavos de cosas materiales, indiferentes a todo lo que no es "yo" o "mÃo", impasibles ante el sufrimiento ajeno y éticos tan solo por temor al “castigo divinoâ€.
El sufrimiento es una experiencia personal. Tanto de causa concreta o fÃsica, como de causa mental-emocional, siempre será sufrimiento, dado que sin mente que percibe, no se sufre.
Si creemos que somos seres separados y nos centramos sólo en existir y desear siempre lo mejor para nosotros evitando los cambios, el sufrimiento aparecerá siempre en nuestras vidas, porque todo cambia, nada permanece, todo llega y todo pasa.
Podremos lograr algunos objetivos deseados (amor, bienes, éxito), pero no nos va a ser siempre posible retenerlos, son perecederos, llevan la misma dinámica que nuestros deseos por las adquisiciones: muchas que hoy querÃamos, mañana ya no.
Seguimos sosteniendo la falsa premisa de que la Humanidad está formada por seres separados lo que hace que cada uno de nosotros se identifica con ser el sujeto central, el primero en nuestro orden de cosas, de esa forma egoÃsta nos importa
sólo "lo mÃo y los mÃos". Miramos todo lo demás localizándolo fuera de ese contexto, al igual que el placer “que debe ser algo gratificante del afuera†y lo espiritual considerándolo un “Poder externo†desconociendo que es netamente interno, seguimos los dictados de nuestros propios deseos y separados de los otros seres del entorno, de la Naturaleza, y realizamos acciones equivocadas que hacen daño, causando sufrimiento para nosotros y para los demás.
Sin entender, percibir y vivir desde una visión de integración de todos los seres vivientes y la Naturaleza, cuya red de enlace sea el Amor, no hay salida para el sufrimiento humano.
Contra viento y marea propongamos sin miedo una gran asamblea donde allà se proclame
que la gente se ame
contra viento y marea
desterrar la codicia,
tirar la injusticia desde una azotea
y colgar un letrero que diga
los quiero y todos lo vean.
Contra viento y marea desafiemos la sombra a la luz de una idea
con el alma encendida
hay que andar por la vida
contra viento y marea.
Y aunque el mar sea adverso y estemos inmersos en aguas muy feas
continuemos el viaje que a nuestro coraje la fe lo acarrea.
 ELADIA BLÃZQUEZ
       Compositora y cantante argentina