CONSECUENCIAS DE LAS INICIACIONES DE 1º Y 2º NIVEL

Se da por entendido que es necesario cumplimentar los dos niveles de Reiki para alcanzar los objetivos pretendidos, ya que ambos niveles cumplen funciones diferentes sobre el individuo. Hacer sólo el primer nivel es como dejar el Alma a mitad de camino.
 
Con cada Iniciación comienza un viaje hacia el Alma, hay una apertura hacia un Conocimiento Superior que sólo se puede experimentar a través de las sensaciones que produce la Iniciación.
Es una apertura hacia estadios superiores donde, una vez completados el primer y segundo nivel de Reiki, se produce la

integración, en las profundidades del Alma, de las experiencias de vida, el legado o influencia espiritual, Conocimiento adquirido y Fortaleza que irán creciendo y nutrirán el Alma.

Podría decirse que se enciende una Luz interior y esa Luz es como la luz de la Aurora, va en aumento hasta que el día es perfecto.

Este procesamiento es inconsciente y permite que la persona se libere de repetir reiteradamente una misma experiencia de vida, le da luz al proceso. Le da Fortaleza para determinar qué es positivo o negativo, le ayuda a mantener la paz y la armonía, y permanecer en un estado de equilibrio.

Además se produce la alquimia de que esa Luz que se instala en nuestro interior también pueden verla los demás (esto se podrá reconocer por la “luminosidad” que aparece en los rostros, y en las actitudes amorosas) como así también podrán ver nuestros talentos y virtudes.

Asimismo nos capacita para responder correcta y sabiamente, ante las experiencias y lecciones de vida similares a las ya vividas que se nos presentan en el “aquí y ahora”.

Este nuevo estado nos proporciona tener una mayor conciencia de nosotros mismos, razón por la cual tenemos un acceso inmediato a nuestra creatividad interior.

Recibir los dos niveles de Reiki es como hacer una profunda depuración y así se completan los “trozos de vida incompletos”.
Es una renovación del Alma creando tiempo y espacio para nuevos vínculos y nuevas oportunidades.

El “genoma humano” no hace un ser humano, sino un ser “humanizable”.
                           Humberto Maturana